lunes, 18 de mayo de 2009

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres

sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro

te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota

te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía

pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono

estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos

estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra

estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen

y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote

M. Benedetti, hasta siempre

sábado, 16 de mayo de 2009

El mago

Apareció de la manera más singular, tras un nick y en medio de uno de esos chats que congregan a tanta gente. En ese momento las preguntas atropelladas y unos cuantos trucos de cartas hicieron que ella quisiera que se volviesen a encontrar, cosa bastante imposible de no ser porque él era mago.

Pasó el tiempo, y un día de esos en que no esperaba que nada sorprendente pasase, se lo volvió a cruzar por la red. Y vaya si había mejorado su magia, ahora ya era capaz de hacer aparecer de la nada flores de plástico y pañuelos de colores. Los fuegos artificiales sacados de la chistera aún estaban por llegar.

Pasaron muchas horas de confidencias, muchas más de las imaginables y de las convenidas, eso fue forjando, sin darse apenas cuenta, una sólida amistad que superaría todas las barreras habidas y por haber, una de esas a las que se le puede colgar el cartel de “A prueba de bombas”, a pesar, queridos amigos, de que ellos lo ignoraban. Y aunque los ánimos de uno y del otro desfallecieron en multitud de ocasiones, algo, quizás la magia, los mantuvo unidos.

Ella aprendió a volar con él, a ser paciente y a entender la vida de otra manera, casi del revés. Él aprendió que una chispa era suficiente para arder el fuego, que la cobardía anidaba en su corazón y que el daño a veces nos deja fuera de combate. Juntos aprendieron que las mentiras son armas de doble filo, que tarde o temprano los castillos en la arena se desmoronan y que los cuentos de príncipes y princesas no estaban hechos para ellos.

Pasados los años, el mago y ella, siguen encontrándose de vez en cuando en el mundo paralelo de internet; haciendo caso omiso de los relojes de arena, leyendo en los subtítulos de las sonrisas del otro lo que sólo ellos saben ver y jugándose a las damas lo que no son capaces de pedirse cara a cara.

jueves, 14 de mayo de 2009

Una canción especial

Para mí, una de las canciones de amor más bonitas que existe, no puedo escucharla sin sentir cada una de las palabras cantadas, sin sentir la historia de Matilde y Antoine, sin emocionarme porque el amor es tan grande, tan sincero y sentido...

De niño bailaba canciones del moro,
el baile venía de adentro y así se inventaban los modos.
De niño soñaba olores profundos,
las mezclas de espuma, colonia
y sudor de unos pechos desnudos.

Creció con su sueño y un día le dijo:
Acabo de verte y ya sé que nací pa' casarme contigo.
Matilde mi vida, Matilde mi estrella,
le dijo que si nos casamos Antoine y bailó para ella.

Y abrázame fuerte que no pueda respirar,
tengo miedo de que un día
ya no quiera bailar conmigo nunca más.

Cariño y ternura, colonias y besos,
te tengo, me tienes,
quisiera morirme agarrado a tus pechos.
El amor es tan grande, tan sincero y sentido,
que un día de lluvia Matilde
acabó por tirarse en el río.

Y abrázame fuerte que no pueda respirar,
tengo miedo de que un día
ya no quiera bailar conmigo nunca más.

Mejor buenos recuerdos que un pasado perdido,
por eso un buen día Matilde acabó por tirarse en el río.
Lo que fue tan hermoso que no caiga al olvido,
te estaré recordando por siempre
Matilde que tú no te has ido.

Y abrázame fuerte que no pueda respirar,
tengo miedo de que un día ya no quiera bailar conmigo.
Abrázame fuerte que no pueda respirar,
tengo miedo de que un día
ya no quiera bailar conmigo nunca más.


lunes, 11 de mayo de 2009

Cumpliendo años

Hace días que cumplí un año más de vida, y hace tiempo que suelo decirle a una buena amiga que de mayor quiero ser como ella, a pesar de que sólo me lleva tres años. Suelo pararme a pensar en lo que haré de mayor, como si todavía me costara dejar atrás el país de nunca jamás y todas aquellas cosas que nos atan a la época de la infancia o de la adolescencia. Algunos dicen que lo que cuenta es tener el espíritu joven, no lo sé, aún no he llevado al mío a hacerle el chequeo ni a ponerle la vacuna de los 18, no sé en qué estadio se encuentra la verdad; creo que la madurez no le pilla muy de cerca.
Pero sí sé que cuando sea mayor me gustaría dedicarme a todas esas cosas que ahora por falta de tiempo no hago como debería.

Cuando sea mayor me gustaría ser un poco más tenaz y menos volátil.

Cuando sea mayor me gustaría pasar tardes tranquilas hablando y riendo con viejos amigos.

Cuando sea mayor quiero hacer tartas y que mi casa huela dulce, a vainilla, canela o a pasteles recién horneados.

Cuando sea mayor quiero ser mi propia jefa y decidir cómo, cuánto y dónde voy a hacer lo que tenga que hacer.

Cuando sea mayor quiero sentarme en azoteas abiertas a contemplar cielos azules de primavera.

Cuando sea mayor seguiré celebrando mis cumpleaños entre piñatas, chocolate, tartas, velas, carreras y risas.

Cuando sea mayor sabré fotografiar aquello tal cual mi retina y mi mente lo perciben.

No me importa demasiado saber cuándo llegará el momento, porque mientras tanto seguiré pensando en las cosas que haré cuando sea mayor.

Web Stats