jueves, 5 de abril de 2012

Llanto


"Rompes a llorar o rompes a reír, merece la pena hacerse añicos por estos sentimientos" 
Albert Espinosa.

La melodía de un piano que suena y que te estremece, cada nota parece acariciar las fibras de tu persona y empiezas a llorar para liberar el alma, la mente o el corazón. O los tres a la vez.

No termino de acostumbrarme y me pregunto si alguien alguna vez lo hará. Lloras en silencio, lloras con ganas. Lloras por pena, por nervios, por alegría. Lloras por la primera vez que sucedió y por la que ya no volverá. Lloras porque te brota de dentro la tristeza que emana el corazón dolorido. Lloras por el dolor físico y por la impotencia. Lloras por no llegar o por lo que termina sin más. Lloras porque es la antítesis de la risa y a veces es necesario y otras obligado. Lloras cuando menos te lo esperas y sabes que debes hacerlo, dando vía libre a todos esos sentimientos que se agolpan por salir, que fluyan te dices, que salgan fuera arrastrados por las lágrimas y así desprenderte de una parte de ellos dejando de nuevo espacio para lo que haya de venir. 
Y sin embargo nunca se está preparado, cada vez es como la primera, el entrenamiento de nada sirve en este caso, no se puede estar predispuesto para el momento en que sucede. Luego sin darte cuenta, todo cesará.

1 comentario:

Porsela dijo...

En uzbeko antiguo hay cien palabras para el verbo llorar... quizás una para cada razón.

Qué bueno leerte :)

Web Stats