El 2012 trajo consigo dos ingresos hospitalarios, una excedencia laboral, un gran verano, algunas decisiones importantes, varias recaídas, físicas y emocionales, nuevas e inesperadas amistades, un par de descubrimientos y la certeza de que a pesar de no ser un buen año han habido cosas, personas, lugares, sensaciones y vivencias inolvidables y ya sólo por eso pasará a formar parte del libro de recuerdos personales que cada vez se hace más grande.
No sé lo que me depara este nuevo año que comienza, ni siquiera tengo claro mis propósitos, lo imagino y a ratos me da pánico y otros ilusión. El mundo no para de girar, la vida no deja de pasar, quién sabe lo que tendré qué decir dentro de 364 días.
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