En la noche encuentro la calma que le falta a mis días, las sensaciones son más intensas y todo adquiere otro matiz.
Pienso porque no puedo dormir, o no duermo porque pienso. El caso es que mi cabeza se llena de ideas, de recuerdos de una vida mejor.
En la tranquilidad de esas noches, cuando el miedo duerme y el futuro se vuelve incierto pero esperanzador, me vuelvo un poco más fuerte, me hago promesas y asumo nuevos retos.
Pero la noche pasa, se abre camino el día, y este corazón debilitado recoge su coraza y vuelve a la lucha.
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