El verano va llegando a su final, para algunos ahora viene lo mejor y para otros terminó ayer.
No ha sido como esperaba, no sabría decir si mejor o peor, simplemente diferente. Como siempre cal y arena, para seguir construyendo el camino ¿acaso no estaba construído ya? entonces ¿quizás lo esté reconstruyendo? supongo que la respuesta a estas preguntas y al resto que llenan un saco la tendrá el tiempo, cuánta sabiduría encierran las horas...
Me quedo con los recuerdos, el azul del mar por la mañana, la sal impregnando las rocas, las partidas de cartas y los partidos de beisbol al estilo norteño, los cotilleos y comidas familiares, el calor de la bienvenida y la tristeza que encierran las despedidas, el dolor del desamor y la felicidad de los descubrimientos propios y ajenos, las fiestas con amigos, los baños en la playa a la luz de la luna.
Recuerdos que van llenando la memoria y el corazón, que a veces me desbordan y salpican de sentimientos encontrados.
El verano se termina, pero aún podemos apurar un poco más, y si no, el otoño también puede ser una buena estación para seguir viviendo.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Verano de sensaciones
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