sábado, 11 de diciembre de 2010

Voces

- “No deberías exigirme tanto, no es justo. Esta no es manera de vivir, todo el día pendiente de si cumplo o no con tus expectativas. Sometida a una presión impuesta que no me deja descansar.

Te lo he dicho, es demasiado y tarde o temprano no podré más y no sé cómo va a terminar todo esto…” -

Se repetía estas palabras mientras conducía, como si se las dijese a alguien sentado a su lado, pero estaba sola, completamente sola. Ni siquiera oía la voz de la locutora de radio que anunciaba con gran interés los siguientes temas de la tertulia – (…) Wikileaks destapa nuevas confidencias sobre el gobierno norteamericano (…) hoy estará con nosotros el último premio nobel de literatura (…) - .
Tampoco escuchó el frenazo del coche hasta que embistió al suyo. Ensimismada en sus justificaciones no se percató del stop que no había hecho.
Con el cuerpo en una posición antinatural, apenas podía respirar. En su cabeza no sonaban las sirenas que se iban acercando sólo la voz que esta vez le decía “deberías estar más atenta, siempre andas con la cabeza llena de pájaros…”

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