Vivo en un saco, pegado al suelo, vivo en un saco, lleno de trastos...una conocida canción cuenta esto, y yo les cuento a ustedes que a mí me pasa algo similar, aunque lo mío no es un saco, es una burbuja, mi burbuja, que se ha ido formando día tras día, situada a mi alrededor, asentada la mayor parte del tiempo en el campo, en una parte de campo de mi maravillosa isla...
Hace años que no volvía de esta manera a mi tierra, y de alguna forma había renegado de ella, creyendo que ya no era igual, que no tenía el mismo encanto que cuando yo era niña y descubría muchas cosas con la inocencia de la primera vez, este último año, no sólo me ha permitido sentirme bien en mi burbuja sino que además me ha devuelto el afecto por mi isla, que tras un invierno como el que hace muchos años, tanto como la vida que llevo vivida, no se daba, está más bonita que nunca.
Desde mi burbuja, o desde el trocito de campo puedo divisar cosas como la que os muestro en la foto, y adoro la sensación que provoca en mí, el posar la mirada en algún lugar de mi alrededor y quedar hipnotizada por lo que veo; de este modo he conseguido reconciliarme con esa parte de mí que se negaba a volver al lugar que me vio crecer, como si de una terapia de choque se tratase la magia del entorno ha ido golpeando con su presencia, con su magnificencia, el caparazón que me cubría hasta transformarlo en lo que es hoy mi burbuja, cálida y acogedora, donde siempre encuentro la paz que a veces me falta como consecuencia del vivir.
Hace años que no volvía de esta manera a mi tierra, y de alguna forma había renegado de ella, creyendo que ya no era igual, que no tenía el mismo encanto que cuando yo era niña y descubría muchas cosas con la inocencia de la primera vez, este último año, no sólo me ha permitido sentirme bien en mi burbuja sino que además me ha devuelto el afecto por mi isla, que tras un invierno como el que hace muchos años, tanto como la vida que llevo vivida, no se daba, está más bonita que nunca.
Desde mi burbuja, o desde el trocito de campo puedo divisar cosas como la que os muestro en la foto, y adoro la sensación que provoca en mí, el posar la mirada en algún lugar de mi alrededor y quedar hipnotizada por lo que veo; de este modo he conseguido reconciliarme con esa parte de mí que se negaba a volver al lugar que me vio crecer, como si de una terapia de choque se tratase la magia del entorno ha ido golpeando con su presencia, con su magnificencia, el caparazón que me cubría hasta transformarlo en lo que es hoy mi burbuja, cálida y acogedora, donde siempre encuentro la paz que a veces me falta como consecuencia del vivir.
3 comentarios:
Me encanta la foto, muy bonita...
Me gusta muchísimo lo que has escrito amiga... que ganas de tener yo esa sensación! porque aquí estoy bien! pero la tierra tira y mucho! lo que cuando estoy en ella luego me siento rara! lo mismo que te pasó a ti! gracias por compartir esto con todos! Besos mil! te echo de menos
Bueno, no podía faltar un post sobre tu burbuja... ;) Me ha gustado mucho y la foto es "preciosísima".
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